Los máximos dirigentes continentales de la Organización Internacional de las Cooperativas en la Industria y los Servicios, analizan como los valores esenciales del cooperativismo, cómo la solidaridad, la ayuda mutua, el interés por el otro y el sacrificio personal, están hoy en boca de todos los sectores, pero serán abandonados cuando pase la emergencia. A menos que los cooperativistas tengamos la capacidad de potenciarlos.
Luis Álvez – Presidente CICOPA Américas
Apolinar Ortiz – Vicepresidente CICOPA Américas
La pandemia causada por el Coronavirus nos ha tomado a todos por sorpresa. En China, donde se dieron los primeros afectados por la enfermedad, el médico que descubrió los peligros implícitos, fue severamente amonestado y amenazado por difundir falsos rumores y asustar a la población por el mismo gobierno, que poco tiempo después declaró una drástica cuarentena a decenas de millones de sus ciudadanos. En Europa, algunos de los países que empezaron a sufrir posteriormente el impacto del virus, no aprovecharon la experiencia ya acumulada en China, o el modelo que Corea del Sur estaba aplicando.
En algunos países del mundo la reacción fue tardía, desorganizada y no planificada. Los resultados están a la vista: el número de muertos aumenta continuamente, la cantidad de enfermos está amenazando con colapsar los sistemas de salud de varios de los países más desarrollados, el personal de salud no cuenta en muchos casos con los implementos básicos como guantes y máscaras –y esa parece ser la causa por la cual muchos de ellos han muerto- para no hablar de la falta de equipos más sofisticados como respiradores. Y lo mismo ha pasado a lo largo de toda la historia: acontecimientos importantes, grandes desastres (casi) siempre toman a los gobiernos – al sistema – por sorpresa. Guerras, ataques, crisis económicas, acontecimientos políticos, desastres naturales, los toma desprevenidos y sin estar preparados.
Así una y otra vez.
Por otro lado, es en esos momentos precisamente cuando muchas veces surge lo mejor del ser humano: la solidaridad, la ayuda mutua, el apoyo, hacia los demás, la familia, los amigos, los vecinos, la comunidad, incluso con sacrificio personal. Pero precisamente esos aspectos de la naturaleza humana son los que caracterizan la concepción cooperativa.
El discurso de los líderes políticos, líderes de opinión, líderes religiosos, está plagado actualmente de nuestras ideas. La diferencia radica en que lo que para nosotros es una forma de organización, una forma de pensar, una forma de vivir y enfrentar los hechos de la vida, para los demás es una forma de reaccionar frente a hechos extraordinarios, que nos sobrepasan. Pero una vez terminada la emergencia se vuelve a la rutina de siempre: vivir aquí y ahora. Vivir el momento exclusivamente.
Lo que han hecho el modelo neoliberal, cuando se lo aplica a ultranza, es exacerbar precisamente algunos aspectos de la naturaleza humana, a costa de olvidar la existencia de otros, también implícitos en la naturaleza humana, pero que con el tiempo parecería que no existen.
Nuestra responsabilidad es rescatar esos aspectos que parecería que no existen, que están olvidados. Ese es uno de los objetivos de la capacitación cooperativa permanente a todos los niveles. Ningún socio cooperativo está exento del impacto de la cultura neoliberal. Desde el socio más nuevo hasta el más veterano, desde el que tiene la responsabilidad más básica hasta los que detentan las más altas, todos deberían estar sometidos a procesos de capacitación continua. No olvidemos que la cultura neoliberal ha permeado muy hondo en nuestras almas. No ilusionarse con los discursos que escuchamos hoy día, que esta crisis cambiará la sociedad, nuestra forma de relacionarnos unos con otros.
Eso solo se dará si se da un cambio en nuestra forma de relacionarnos unos con otros, los valores que fijan nuestras prioridades, que impulsan nuestras acciones, los principios que rigen nuestras conductas. Estos cambios, que son culturales, no declarativos exclusivamente, no se consiguen por acontecimientos circunstanciales, si bien éstos pueden ayudar a crear un entorno adecuado, un trasfondo propicio, pero de por si no tienen la fuerza y el empuje para generar cambios más profundos, que se consiguen solamente si están respaldados por una formación y educación que los promueva.
En todas las organizaciones representadas por CICOPA Américas, es donde debemos dar un ejemplo de aplicación de los principios y valores que nos caracterizan, no solo por la crisis actual, sino porque ser solidarios, aplicar la ayuda mutua, preocuparnos por el grupo y el desarrollo comunitario, vivir la equidad de género, ser conscientes de la importancia de incluir a jóvenes en todas nuestras actividades, pensar en el futuro y en la sustentabilidad del planeta, es nuestra cultura, nuestra actitud natural, nuestra forma de vivir la vida.
Pensemos como mantenemos y protegemos nuestra esencia en las presentes circunstancias, como fortalecemos nuestras acciones y nuestros vínculos para medirnos en forma más efectiva con los retos actuales, pero simultáneamente pensemos como transformamos las circunstanciales actuales en trampolín que nos permita seguir fortaleciéndonos en el futuro.
Si las cooperativas de producción, de trabajo asociado, se fortalecen y trabajan en conjunto, a nivel local, regional, nacional e internacional, el movimiento cooperativo saldrá fortalecido, y por ende la sociedad : será una sociedad más solidaria, más dispuesta a trabajar unida para velar más por sus integrantes.