En otra entrega del ciclo “La gente de consumo” entrevistamos a José Carrey, que entró a Coperpay, la cooperativa de consumo de Paysandú, siendo socio, y hoy se convirtió en dirigente y gerente de la cooperativa. Carrey asegura que en Paysandú hay “un espacio solidario”, por el interés cultural de la comunidad.
¿Cómo ingresó a la cooperativa y cuándo?
Ingresé en el año 2000 como socio a Coperpay por una decisión individual. Mi interés era tener un medio de crédito alternativo y ser solidario mientras no operaba, pagando la cuota social. Venía del movimiento sindical y lo colectivo me marcaba.
¿Cuál y cómo es tu vínculo con la cooperativa hoy?
Al poco de ser socio, al año aproximadamente, hubo un conflicto laboral en la cooperativa y surgió un grupo de apoyo impulsado por los trabajadores, y me invitaron junto a otros socios a participar en dicho grupo. Se conformó luego una lista para la elección parcial al Consejo Directivo, en la que fui en el segundo lugar, y salimos elegidos junto al compañero Juan Monzón. Desde allí sigo como dirigente, siendo parte de un núcleo de cooperativistas que hemos trabajado voluntariamente para lograr vías y posibilidades de continuar con la unidad económica y social (yo le agrego cultural, aspecto que nunca tenemos en cuenta), que es nuestra sociedad cooperativa.
¿Qué es para ti el trabajo/militancia en el cooperativismo?
Cuando comenzó mi interés por participar en el cooperativismo tenía poco conocimiento de la rama consumo, solo había profundizado en el cooperativismo de trabajo asociado a comienzos de los años noventa. Ahí comencé una etapa de autoformación y formación sobre el cooperativismo en general. La llegada de la ley 18.407; ley marco del cooperativismo, simplificó y a la vez profundizó en muchos aspectos del cooperativismo nacional.
¿Qué rol jugó y juega la cooperativa Coperpay en la comunidad?
Desde fines de los ochenta hasta el año 2000 se puede decir que en pocos hogares de Paysandú no había algo comprado en Coperpay (muebles, electrodomésticos, etc). Llegamos a tener 8.000 socios, la inmensa mayoría activos. A fines de los años noventa comenzó la crisis del país y por supuesto esto repercutió en la masa social de nuestra cooperativa, lo que sumado a errores u omisiones dirigenciales nos llevó a una profunda crisis, que luego se agravó con la crisis del 2002. Las perspectivas para la cooperativa son buenas o muy buenas, pero esto exige trabajo constante, preocupación, compromiso, dar participación, algo que no siempre se hace. Siempre sostengo que en Paysandú hay un espacio solidario, de ayuda mutua, que tiene que ver con el cooperativismo, que es doctrina cooperativa “neta”, que es político e ideológico por el interés en la comunidad, que es cultural, aunque este aspecto debe ser desarrollado y tenido en cuenta.
¿Cómo te imaginás el cooperativismo de consumo en 2030 y, si se quiere, el cooperativismo en general?
Imaginar al cooperativismo a 2030 es complejo, sobre todo si no abordamos el tema de la renovación generacional particularmente en la rama de consumo. Esto último va unido a que el movimiento cooperativo nacional necesita urgentemente asumir la profesionalización de sus dirigentes, y altos cargos de gestión y administración. Sumémosle el cambio tecnológico y la nueva cultura digital. Si se logra la intercooperación, esto es: trabajar entre y con cooperativas, se podrá allanar el camino marcado por los principios y valores del cooperativismo.
fuente: www.fucc.coop